Enero, eran las
9.30 de la noche, o del día, gracias a la hora adelantada que hacía
que tuviéramos sol hasta las 10.30 de la noche. Calor insoportable.
Me quedaban dos cigarrillos. No llego hasta las 3 de la mañana, me dije.
Vamos a buscar. Domingo, dónde consigo un quiosco abierto? El de la
esquina está cerrado. Hay otro a dos cuadras, pero a ese no voy
porque como no llevé monedas la última vez no me quisieron vender.
Voy a otro a cinco cuadras. Está abierto pero no hay de mi marca. Me
voy al que no me habían querido vender. Está cerrado. A siete
cuadras hay una estación de servicio con quiosco. Voy. No tienen mi
marca. Qué calor!! Mi cabeza mojada, la camisa mojada, estoy todo
mojado. A unas cuadras más hay otro quiosco. Sobre calle Las Heras.
Allá vamos. Quedaba el último atado!. Salvado!. Mi casa quedó como
a veinte cuadras de donde estoy. Ya son las 11 de la noche y volver
para hacerme la comida no me entusiasma para nada. Ya que estoy, como
en la pizzería que está a dos cuadras. No hay lugar en las mesas de
la vereda. Entro al salón con ventiladores de techo, que soplan el
aire como el viento zonda a 40 grados. No hay otra cosa. Como pizza
con coca. El ventilador, por lo menos me secó un poco. Ya es tarde y
voy a tomarme un micro a dos cuadras de donde estoy para volver a
casa. Mientras estoy caminando a la parada, pasa el micro que debería
tomar!!!. Puteo y me resigno a esperar media hora hasta el próximo.
-
Que hora tiene, joven?. - Me pregunta un hombre morocho, cincuentón,
con tonada chilena.
- Las once y media pasada. Y con ganas de que
venga pronto el micro, por que estoy en uno de esos días, que ni le
cuento! Diga que estoy ahorrando para comprarme una bicicleta, así
no tengo que esperar más micros.- Bromeo.
- Mire - me dice -
Acabo de comprarme un fitito. Un 600. Lo estoy haciendo arreglar y
para fin de mes lo tengo listo. De primera mano. Nunca taxi. JaJa. Lo
compré en $1.000, y con los arreglos en total serán unos 2.000.
Pero vale la pena. No cree?.
- Lo felicito. Se ve que con la
Cristina (F de K) le va bien, eh?.
- Ah, mi amigo. Mis buenas
épocas se fueron. Pero tengo confianza de que volverán.-
-
Porqué?. Qué pasó? - pregunto curioso.
- Si tiene un tiempito
le cuento. Yo era gomero. Tenía una gomería y me iba muy bien. Era
un poco tramposo, pero todo bien. Casado, con un hijo. Hasta que tuve
un accidente de tránsito. Iba en moto y me llevaron por delante.
Hasta las pestañas me quebraron. Seis meses en coma.... Vió lo que
dicen del túnel, la luz y del viajecito?. Es cierto!. A mí me
pasó!!. Cuando desperté, no podía creer como estaba. No me podía
mover. Me enyesaron que parecía una momia.. y me habían hecho una
traqueotomía por donde respiraba. (se abrió el cuello de la camisa
para mostrarme el agujero cicatrizado). Pasaron algunos días y al
fin le pregunté a la enfermera si no venía nadie a visitarme. Me
dijo que al principio venía mi esposa y mi hijo. Pero como pasaba el
tiempo y yo no reaccionaba, y las perspectivas no eran muy buenas
para mí, dejaron de venir. El que sabía venir de vez en cuando era
mi suegro. Mi suegro??!!. Si nunca nos llevamos bien. Jamás me
perdonó que me llevara a su hija de la casa paterna. Era de
celoso!!. Bueno .. un punto a favor del viejo, pensé. Pasó un
tiempo y apareció mi suegro. Su saludo cuando me vió despierto
fué.. - Porqué no te moriste, carajo!!!. - Yo, con el dedito de la
mano que sobresalía del yeso, le indiqué que no era mi intención
morirme. Y se fué ...
En el hospital me dijeron que ya no podían
hacer nada por mí. Que debía dejar la cama y que me fuera a mi
casa. Llamaron a mi esposa y le pidieron que me llevara. Que era
mejor que si tenía que morir lo hiciera en un ambiente familiar. Mi
señora dijo que ella no podía hacerse cargo de mí.
Mala suerte
la mía. Pero pensé que si no tenía lugar para morirme, no me iba a
morir. No señor!!!. Con la ayuda de mi hermano pude seguir adelante.
Hice rehabilitación y aquí estoy, como me ve!!!.
- Y qué pasó
con su negocio, su esposa, su hijo.? - Pregunté. - No hizo juicio
por el accidente?
- Sí, inicié un juicio y para aprovechar, ya
que estamos, le pedí al abogado que mientras tanto hiciera el
divorcio. Yo le dejaba todo. La casa, el auto, la gomería. Lo único
que quería era la caja de zapatos que estaba en el placard de la
habitación. El juicio por el accidente lo iniciamos por $70.000 y yo
no ví ni un peso. Mi esposa y el abogado arreglaron por 20.000. Cada
uno se quedó con 10.000, y ellos felices. Y mi hijo ... mi hijo es
policía.
- Bueno, pero si es un buen policía es lo mejor que le
puede pasar.
- No, no es un buen policía. Fuma .. y además es
alcohólico, toma mucho vino. Vea, cuando yo ya estaba bien y le
hablé a mi ex- esposa para que me diera la caja que le había
pedido, me dijo que no había ningún problema. Que la fuera a buscar
ese fin de semana. Le avisé que iba el Domingo siguiente a la tarde.
Cuando llegué, me hizo pasar. La casa la habían mantenido muy bien.
Habían parquizado el patio y construyeron una pileta. Estaban
sentados en dos reposeras al lado de la pileta y el inútil de mi
hijo con dos cartones de tetrabrick al lado. Por lo menos si hubiese
sido un buen vino... pero tetras, es el colmo. Le pedí que me diera
la caja y me dijo que estaba ahí, en la churrasquera. Creí que me
estaba tomando el pelo. Me acerqué y había cenizas y un pedazo de
cartón marrón chasmuscado que era de la tapa de la caja. - ¿¡Qué
hiciste mujer!? No viste lo que había adentro??- le grité. - Habían
140.000 dólares!!. - Sí, claro que los ví. Me contestó. Pero como
sabía de las cosas turbias en las que andabas, seguro que eran
falsos. Por eso los quemé. No quiero ningún problema.
-
Discúlpeme, pero viene mi micro. La próxima vez la seguimos. - le
dije.
- No creo, voy a andar en mi fitito y no tomaré más un
micro. Chau, suerte.